¿Recuerdas aquel día en que diste tus primeros pasos?, ¿cuando te limpiaban el culete o no te quitaban ojo por si decidías ir direct@ al enchufe? Ya para entonces éramos personas, pequeñas, pero personas, dependientes, pero personas. Nos hicimos mayores y en lugar de que nos revisen el pañal, nos saquen gases o vigilen 24/7 demandamos otro tipo de atención; nos molan las notificaciones en las redes sociales, nos llena de ilusión recibir regalos en los cumpleaños o ganar reconocimiento laboral. Los intereses cambian con los años, la forma de suplir nuestras necesidades es distinta, el champú ya no es Johnson’s Baby y la baba en exceso ya no es producto de la dentición. Hemos vuelto al patinete (ahora eléctrico) pero se nos olvida que un día fuimos pequeñ@s, se nos olvida y soltamos un –”que niñ@ más insoportable”–; pues un día fuimos insoportables también, ojalá eso haya cambiado.
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