Como a la arcilla

¿Cómo mola la arcilla, eh?

Con ese color cobrizo, tan calentito, que invita a modelar despacito
Tan dada a transformarse en la forma que se antoje a los dedos
Se deja deformar para pintar, para crear algo nuevo, tal vez algo que expresa

Tal vez simplemente evoca belleza

Se nota fría al primer contacto
Se conserva en la humedad
Pero es el calor de los dedos lo que la puede deformar
Para moldear El calor va dando forma Y la transforma
Mezclada con agua adquiere plasticidad, el cambio asoma
Porque esa evolución es perceptible,
como cuando aprovechamos la humedad en la arena y hacemos castillos
Es perceptible como cuando cae lluvia sobre arena seca, y forma un charco, después hay barro
Una evolución que vemos y disfrutamos
Si queremos.

Ha terminado mi primer curso escolar en El Pati
En la escuela que abraza a los niños,
la escuela de los niños felices.
Cuántas emociones sostenidas
Las suyas
Y las propias, las mías.
La evolución en estos intensos meses también es perceptible
Como la transformación de la arcilla en contacto con los dedos. Como la arena hecha barro después de un chaparrón
El curso ha terminado
Y llevo horas frente al teclado intentando poner en palabras lo que ha significado
Y sólo pienso en la arcilla

Y en el barro
En que su transformación es perceptible
Porque mis niños han dejado huella
Con su calor me han transformado
Deformando el estado inicial para añadir calidez, belleza, sentido y dar una nueva forma.
Como la arcilla, que sometida a altas temperaturas se vuelve muy resistente.

Lo concerniente a la infancia puede parecer baladí a ojos de quien se piensa dueño del conocimiento, y cree desde aquella altura que tiene mucho que enseñar. Más bien, la infancia es una fuente inagotable de enseñanza, nos confronta, nos remueve, nos transforma.

La última mañana de curso escolar me pilló disfrutando
Me pilló tumbada en un césped artificial,
al sol de la mañana y al son de carcajadas
Risas de unas pequeñas personas que se balanceaban Personas muy pequeñitas que motivaban cada madrugón
¡Cuánto calor!

Cuantos abrazos, miradas, llantos, canciones y sorpresas.

Ellos, mis niños, movieron y removieron dentro de mí

Como a la arcilla.

2 comentarios

  1. Arantxa

    Recuerdo ese momento, tumbada en el césped, viéndolos balancearse y se te veía disfrutar, se te veía feliz.

    • Lina Zapata

      🙂

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